Otra mirada en la historia

sábado, 9 de marzo de 2013

Ensayo Intervenciòn


INTERVENCIONISMO
INTRODUCCION
El modelo de desarrollo hacia adentro que se había popularizado en virtud de la guerra mundial fue estimulado por los EEUU que preocupados por conservar bajo su égida a los países latinoamericanos, contribuyeron de diversas maneras al desarrollo de sus economías.
 El imperialismo norteamericano, instaló en el poder, sostuvo y nutrió a ciertas  dictaduras de las más penosas de la historia política reciente de América Latina.  el enorme papel histórico jugado por los dictadores y las dictaduras en América Latina fueron determinantes en el desarrollo político de nuestros países, no sólo por los niveles de ingerencia alcanzados hasta en lo más personal de la vida cotidiana de los seres humanos, sino también por la naturaleza de las relaciones establecidas con el mundo y, particularmente, con el gobierno y la sociedad norteamericanos.
La ampliación de la influencia norteamericana en el continente, tuvo  una influencia  extraordinaria sobre la economía, la sociedad, la política y la cultura de los latinoamericanos. La intervención no solo se lleva a cabo de manera directa, es decir con la fuerza, también existen otros medios indirectos de intervensionismo, como lo es el económico , el diplomático y   el de tipo psicológico, ideas tales como la del destino manifiesto. Este elemento ideológico juega un importante papel en el intervencionismo .
 Detrás de todas las intervenciones se halla un interés económico, aunque para las décadas de la guerra fría el peligro ideológico era un factor a temer.

En la historia del intervencionismo estadounidense en América Latina debemos tener presentes a dos actores sociales importantes: los inversionistas (capitalistas) y los militares. La historia de las inversiones en América Latina para explotar los recursos naturales de estos países se parece mucho a la dolorosa historia de las explotaciones coloniales, Compañías que toman todo para si, succionan las riquezas del suelo y acumulan  millones a favor de unos pocos accionistas.
En América Central el deterioro efectivo de la influencia británica puede registrarse desde 1905 y el derrumbe con la crisis del 30 intensificará la dependencia de toda américa latina, lo cual incrementa notablemente la injerencia norteamericana,  que en ningún momento garantizaron un relevo simultáneo por parte de los Estados Unidos, pero facilitaron el ritmo y el paso a través del cual los norteamericanos remodelarían las relaciones de países como Argentina, Chile, Uruguay y Brasil con los ingleses.
Las soluciones autoritarias, no son el resultado único de la incapacidad política de nuestras clases dominantes, que no pueden imaginar soluciones alternativas, sino también de las distintas formas que el imperialismo norteamericano ha encontrado para impulsar una política exterior hacia la América Latina, donde no caben más salidas que la guerra, la manipulación y los juegos diplomáticos de perfiles geopolíticos totalmente fuera del control de nuestros pueblos.
¿Es posible  creer que los Estados Unidos asumieron  la posición de defensores de las democracias latinoamericanas?
Durante la década de 1890 a 1900 los Estados Unidos tomaron diversas iniciativas con España, reconocía la independencia cubana y al mismo tiempo  se afirmaban en el Caribe, ocupando Cuba hasta 1903. La intervención de Estados Unidos en la independencia cubana dio a luz una máxima del cinismo intervencionista del coloso del norte: la enmienda Platt. Si bien la doctrina Monroe fue una declaración de esperanzas futuras más que un plan de actuación directo  la enmienda Platt es la materialización legal de la doctrina Monroe. Con la enmienda Platt, incluida en la nueva constitución cubana, los Estados Unidos se arrogan el derecho de intervenir en los asuntos internos de la isla cada vez que lo consideraran necesario, lo que legaliza el derecho de intervención, y quita a Cuba uno de los principios liberales más importantes: la soberanía.
En 1895 el presidente William McKinley había aceptado la idea de que los Estados Unidos eran responsables de la ley y el orden en el Caribe. Cuba era otra vez el centro de atención.. El hundimiento del Maine fue la gota que derramo el vaso en torno a las tensiones que sobre Cuba pendían. Los Estados Unidos declararon la guerra a España. Invadieron Cuba, Puerto Rico, la isla de Guam y las Filipinas. Roosevelt lanzaría otro corolario a la doctrina Monroe, reforzando ideológicamente el papel de los Estados Unidos como guardián de las Américas. Por este corolario los Estados Unidos se convertían en policía internacional.  algunos países latinoamericanos,  hacen necesaria la intervención de alguna nación civilizada, y en a ejercer un poder de policía internacional”. Los Estados Unidos ya no solo vigilarían América de las potencias europeas, sino que ahora vigilaría a los paIses latinoamericanos de si mismos.Entre 1906 y 1909 se da una nueva ocupación de Cuba.

En un conflicto  en 1905 infantes de marina desembarcaron en República Dominicana y asumieron la administración de la aduana, destinando el 45% de los ingresos aduaneros al fisco dominicano, y el resto al pago de la deuda externa.
W. H. Taft  agregó otro corolario a la doctrina Monroe: no solo la ocupación política de una zona independiente en las Américas por parte de una potencia extracontinental constituyen una violación de esa doctrina, sino que la vulnera hasta el establecimiento de la influencia económica de sectores privados extranjeros. Se presionaba a los países del caribe a negar concesiones y contratos al capital europeo y japonés.
Cuando Wilson llegó a la presidencia de los Estados Unidos, lanzó un discurso contra el imperialismo, sin embargo en la práctica continuo con la política intervencionista de sus predecesores. En 1915 se intervino en Haití a causa de conflictos internos. Los marines permanecieron en la isla durante 18 años. Haití suscribió un convenio por el cual se convertía en un protectorado de los Estados Unidos. La misma constitución haitiana fue redactada por norteamericanos. En 1916 se da la ocupación de República Dominicana.La ocupación militar en Haití y en República Dominicana permitió a los capitalistas norteamericanos extender y consolidar su control sobre los ingenios azucareros y otras fuentes de riqueza.
La República Dominicana estuvo ocupada desde 1916 hasta 1924, fecha en que el gobierno fue devuelto a los dominicanos; sin embargo destacamentos militares estadounidenses permanecieron en el país. Las aduanas dominicanas estuvieron en manos de estadounidenses hasta 1940
La ocupación militar en Haití y en República Dominicana permitió a los capitalistas norteamericanos extender y consolidar su control sobre los ingenios azucareros y otras fuentes de riqueza
Con la presidencia de Franklin D. Roosevelt se inicia la “política del buen vecino”, que consistía en el respeto a la soberanía de los países latinoamericanos. Esta política  fue un intento por desvincular las iniciativas diplomáticas de los intereses de los inversionistas.  la nueva línea  hacia América Latina se explica por dos factores:  el debilitamiento del sector capitalista a causa de la recesión que aumento la autonomía y el poder del Estado y  el poderío de los Estados Unidos en América Latina ya estaba solidamente afianzado, lo que permitía una actitud más reposada y liberal. En 1933 se da el retiro de tropas en Haití y en 1934 se anula la enmienda Platt.
A partir de 1948 los Estados Unidos regresaron a la línea dura contra Latinoamérica. En el marco de la guerra fría comenzaron a alentar el establecimiento de regímenes de fuerza protocapitalista y anti izquierdistas en los países subdesarrollados. En su política conservadora y represiva hacia América Latina los Estados Unidos trataron de valerse de dos medios adoptados por la comunidad interamericana en los años de 1947-48: el Tratado Interamericano de Asistencia reciproca (TIAR) y la Organización de Estados Americanos (OEA).
El auge de la guerra fría llevó a los norteamericanos a colocar la seguridad militar y policial por encima de cualquier otra consideración en lo referente a los países subdesarrollados sometidos a su hegemonía. La política de luz verde a las corrientes autoritarias conservadoras, junto con la práctica de calificar de comunistas a todos los movimientos populares tendientes hacia la transformación del sistema social, hicieron posible el derrocamiento de los gobiernos democráticos de Venezuela y Perú en 1948 y de Cuba en 1952. Después de que triunfa la revolución cubana los Estados Unidos intervienen en el desembarco a Bahía de Cochinos en 1961 y en 1962 logra que los países latinoamericanos declaren que el sistema cubano es incompatible con el sistema interamericano, dominado y estructurado por ellos mismos.
 Podría decirse de los procesos revolucionarios que han tenido lugar en América Latina y el Caribe, durante los últimos dos siglos, los cuales registran solamente dos revoluciones exitosas, la revolución haitiana de finales del siglo XVIII y principios del XIX, y la Revolución Cubana en el siglo XX; puesto que tales revoluciones fueron distintas formas de adentrarse en la modernidad, mediante los consabidos traumas y dislocaciones  en sus mecanismos para saldar cuentas con el capitalismo como sistema económico, social y político, es indisputable la presencia del imperialismo en todos estos procesos revolucionarios que han tenido lugar en Latinoamérica, en tanto que guardián de sus propios intereses y de aquellos de sus aliados en la región.

En algunos países la simple y brutal represión fue la respuesta ofrecida por dictaduras que no estaban dispuestas a ofrecer ninguna clase de concesión a los campesinos, los indígenas y los trabajadores que buscaran ponerse por fuera de la institucionalidad establecida para que la economía nacional funcionara al menos con cierto grado de precariedad. La masacre de 1932 en El Salvador, perpetrada por la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez , presagiaba la clase de respuestas que las dictaduras oligárquicas en América Central, con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos, estaría dispuesta a ofrecer cuando el perímetro de su dominación se viera amenazado. Y aunque la participación del gobierno y del ejército de los Estados Unidos en la insurrección de 1932 en El Salvador, estuvo más bien reducida a ofertas esporádicas de intervención en apoyo de la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez,  en ciertas ocasiones varios destructores norteamericanos estuvieron vigilando las costas del Pacífico salvadoreño, a la espera de ser llamados para “poner orden”. Con sabiduría política, el dictador rechazó la oferta en vista de que las invasiones e incursiones militares de los estadounidenses en aquel momento, en otras partes de América Central y del Caribe, les habían granjeado una amarga animadversión al punto de que, tal auxilio, podría ser considerado más bien un total desprestigio ante el mundo y el resto de América Latina.


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